Sobra el talento

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

Era una forma efectiva de capturar a millones frente al televisor por un bajo costo de producción. No sorprendió entonces que Hollywood extendiera esa fórmula con competencias como "American Idol", cuyo apogeo ha continuado desde el 2002.

La misión es crear estrellas de la música a través de concursos que -por más que digan que no lo van a hacer- se nutren tanto del talento como del íntimo trasfondo de sus participantes. En medio de críticas a esa posibilidad de explotación del sentimiento humano, "The Voice" estrenó el año pasado como una propuesta algo distinta. Cuatro estrellas contemporáneas compiten entre sí montando equipos de vocalistas. ¿Lo refrescante? Cada uno de estos jueces-mentores debe elegir a sus participantes exclusivamente a base de talento. O sea, a ciegas, con sus sillas de espalda al escenario.

Este domingo, a las 9:00 p.m., el reality de NBC estrena su segunda temporada, repitiendo la espontaneidad de Adam Levine, la actitud diva de Christina Aguilera, la jocosidad de Cee Lo Green y la simpatía de Blake Shelton. De más está decir que lo mejor del show es la interacción entre ellos. Con la animación de Carson Daly, el programa busca superar su pasado promedio de 13.7 millones en teleaudiencia y, considerando que su estreno será justo después del Super Bowl, es probable que lo logren. Tras la primera etapa, los evaluadores eliminan la mitad de sus contricantes, que compiten entre sí. De ahí, a partir del 2 de abril, pasan a cantar por la votación del público.

Como parte...

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