El soccer, La la mejor excusa

Ucrania

Por Borís Klimenko

La capital de la eslava Ucrania es una joya arquitectónica que no se abrió de par en par al visitante occidental hasta su independencia de la Unión Soviética en 1991. Sólo entonces los turistas pudieron comprobar que Kiev sólo es superada en Europa Oriental por las metrópolis imperiales: Praga, Budapest y San Petersburgo.

Kiev es una ciudad jardín, inundada por frondosos bulevares, iglesias ortodoxas con incontables cúpulas doradas de todas las formas y tamaños, ideal para el aficionado a las largas caminatas urbanas.

Ciudad que no llega a los tres millones de habitantes, Kiev sorprende al visitante por sus contrastes y el aire festivo y el carácter abierto de sus gentes. El pasado comunista aún está presente en algunos monumentos paradigmáticos del realismo socialista, pero pesa mucho más el modernismo y los edificios clásicos de corte zarista.

Patria chica de grandes escritores -Gogol, Bulgákov y Ajmátova-, Kiev es al mismo tiempo eslava y romántica, apasionada y ortodoxa, oriental y occidental, apacible de día y salvaje de noche.

A lo largo de sus 1,200 metros se cuentan tres plazas y el colorista mercado de abastos de Besarabia, donde se pueden probar las delicias locales, desde miel, pescado ahumado, embutidos o requesón.

Los visitantes están de enhorabuena, ya que esta calle ya es peatonal (desde el 28 de mayo) hasta el 4 de julio. De hecho, una de las zonas de asueto (fan zone) para los aficionados será habilitada en uno de los tramos de este bulevar que está flanqueado a ambos lados por una hilera de castaños, una de las señas de identidad de la ciudad. Se dice que en verano el visitante podrá pasear por la ciudad protegido por la sombra de los árboles.

Esta calle es un buen lugar para el descanso del guerrero, ya que sus restaurantes -Dva Gusiá (Los dos gansos), Kazázskaya Uteja (Consuelo Cosaco) o Puzata Jata (Casa Barriga)- ofrecen la clásica cocina ucraniana, en la que destaca sobre todo el "borsch" (la sopa de remolacha), los "varéniki" (pasta rellena de requesón o frutas, principalmente guindas), el "salo" (tocino), las "kotlety po kievski" (pechugas de pollo empanadas rellenas de mantequilla) y los "verguní" (buñuelos dulces). El mismísimo boxeador ucraniano Vitali Klitschkó ha animado a los turistas a probar la "gorilka", el vodka local.

En medio de la avenida uno se topa con la legendaria plaza de la Independencia (Nezalézhnosti), cuna de la Revolución Naranja, movimiento de protesta pacífico que...

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