Sordo no es igual a mudo

Por Militza Vélez

Especial para Por Dentro

Es un ejemplo extremo. Pero algo similar ocurre cuando no se aprenden las destrezas ni se reciben los estímulos necesarios. Y es que los seres humanos queremos y necesitamos comunicarnos con los demás. Es la forma de socializar, de satisfacer nuestras necesidades.

En Puerto Rico se estima que hay más de 150,000 personas sordas o con pérdida auditiva. Cuando se nace sordo no se tiene el privilegio de aprender a hablar escuchando a los demás, lo cual dificulta pero no imposibilita hablar.

Mientras que las personas con impedimentos severos de audición quieren comunicarse con los demás pero se les hace difícil entender lo que les dicen. Además no quieren llamar la atención pues están conscientes que cometen errores al hablar.

La situación también es incómoda para el oyente quien a veces no lo logra entender. Así, la interacción se limita de ambas partes y el sordo crea la costumbre de mantenerse callado, se aisla. Esto tiene un gran impacto negativo en la autoestima, aprendizaje y posibilidad de obtener un trabajo.

La sordera congénita significa que se nació con la pérdida auditiva, mientras que la adquirida se desarrolla más tarde por alguna situación. Aquellos con sordera congénita tienen dificultades para hablar, caracterizado por pocas verbalizaciones, errores de pronunciación y quizás, una voz diferente.

Mientras que las personas con sordera...

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