Southington, U.S.A.

EDGARDO RODRÍGUEZ JULIÁ

ESCRITOR

Como me ocurre tantas veces, tuve la primera imagen de lo exótico justo mediante el cine: en Aguas Buenas, en el meaíto del pueblo, intentaba descifrar la película que luego conocería como "The best years of our lives". ¿Qué pasa en una pequeña comunidad de U.S.A. cuando los veteranos regresan después de la Segunda Guerra Mundial? El drama se me resumió en el veterano amargado que perdió ambos brazos en la guerra, el resto de sus días estaría obligado a usar aquellos garfios con los que apenas podía valerse. Aquella imagen del lisiado la recordaría siempre.

Ahora me encuentro en Main Street de este Southington, Ct. y pienso que justo a un pueblo como éste regresaron aquellas vidas dañadas por la guerra. Es fácil identificar el restaurante elegante del pueblo, con su barra aparte para los "regulars", la ferretería y la barbería, un sitio para "brunches", el "Pot y Pepper". Decidimos entrar: aquí los desayunos son mostrencos, reconozco esa tendencia a comer en exceso de los americanos, la siniestra filiación con la obesidad y el colesterol alto, la sobredosis de alimentación grasa que ya fue detectada en las autopsias de los jóvenes muertos en la Guerra de Corea. El "venga más" son los "hash browns".

Entonces me percato de un enorme mural en estilo "naif" que corre por toda la pared del fondo. Aparece Southington, con su escenario principal del Main Street, a partir de los años cuarenta, justo la década del film de William Wyler.

En un extremo la escena de un Southington casi bucólico, representado por las parrillas cromadas de los Buicks, a la izquierda otro panel dedicado a los cincuenta y con emblemática "rockanrolera", y así sucesivamente con los cambios de cada década hasta el pueblo actual. El cambio se representa, sobre todo, en los autos, porque detrás del pueblo -el trasfondo de todo el mural- podemos reconocer las colinas algo escarpadas de Connecticut, que tapian la vista al mar cercano. Ahí en lo alto reconocemos una torre, que todos aquí llaman el castillo, "the castle"; desde ese vigía se divisa el mar. A lo más que se parece es al Castillo de los Mercado camino a Yauco.

En Southington no hay guetos. Aquí viven americanos que posiblemente voten por Romney en las próximas elecciones. Los guetos de puertorriqueños y morenos están en Bridgeport, New Haven y Hartford. Todos esos sitios tienen mala...

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