Sublevación civil no violenta

Puerto Rico vive momentos verdaderamente históricos. Nunca nuestro pueblo se había lanzado a la calle masivamente para exigir la renuncia de un gobernador que le ha fallado a su confianza. No hay otra manera de describirlo que como una sublevación civil no violenta.Por décadas Puerto Rico ha sufrido el embate de gobiernos plagados de abusos y corrupción. El azote del huracán María sacó lo mejor de nuestra gente: solidaridad, compasión y unidad por sobre las usuales diferencias que nos separan. Pero también desde la cúpula política del país se desató lo peor: robo, favoritismo y corrupción a todos los niveles. Desde la metrópolis los insultos de Trump contra nuestra dignidad colectiva y el retraso deliberado de las ayudas federales son golpes que jamás se olvidan. Tampoco olvidamos los muertos que llenaron los vagones refrigerados de Medicina Forense.Colmaron la paciencia de nuestro pueblo los esperados arrestos por corrupción y la divulgación del infame chat del gobernador Rosselló con su más íntimo circulo de funcionarios y amigos. Y lo demás es historia que por lo espontáneo pero...

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