El Supremo rodeado de alambres de púas

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

Mas, como tantas otras cosas en este país, esa idílica imagen es engañosa, pues bajo el encantador rumor del silencio, la fuente y los cantos de pájaros, palpita con la fuerza de mil bestias una lucha de poder que haría palidecer cualquier otra que ahora mismo se desarrolle en nuestro país, y mire que, como todos sabemos, son muchas.

No podía ser de otra manera, ni debe sorprender a nadie, pues la causa de la mayoría, sino de todos, los males de nuestro país, el sectarismo político, venía hundiéndole el colmillo hace tiempo a una institución que algunos locos creemos que debería estar exenta de las lacras que han arruinado a las otras ramas de gobierno.

En este cuatrienio, como sabemos, el sectarismo político le dio el golpe definitivo al Tribunal Supremo, con el nombramiento de parte del gobernador Luis Fortuño de seis jueces estrechamente vinculados al Partido Nuevo Progresista (PNP). Las líneas, pues, fueron trazadas, las trincheras fueron cavadas y el resultado lo estamos viendo en todo su esplendor en estos días.

Convengamos, para empezar a entender esto en su justa perspectiva, en dos cosas:

Primero, este tribunal de supremo tiene solo el nombre, pues supremo lo define el diccionario como lo último y lo más importante y aquí sabemos que todas las decisiones que tomen estos nueve jueces que se hacen llamar "el máximo foro judicial del país" son revisables por el Tribunal Supremo de Estados Unidos, de donde en realidad no se puede ir a ningún otro sitio.

Segundo, esa llamada "crisis constitucional" en la que está sumido el tribunal en este momento no ha tenido, ni va a tener, ninguna consecuencia concreta para el ciudadano que día a día se levanta para echar adelante a los suyos. Se trata más bien de las cuestiones más internas imaginables que en nada seguramente impactarán a los cientos, tal vez miles, que a diario van a las cortes del país al vía crucis que pasan allí víctimas y acusados.

Esto no quiere decir, sin embargo, que no sea importante lo que está pasando, pues la pelea la están llevando a cabo a la vista de todo el país, que la mira con el mismo ánimo divertido con la que en otro tiempo veían a Carlitos Colón enfrentar a Abdullah The Butcher en un ring rodeado de alambres de púas.

Aquella pelea tampoco le afectaba en nada, pero la miraba con...

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