La tenacidad de Alexandria

ORLANDO, Florida.- Momentos antes de subir al escenario en el que ofrecería su discurso triunfal, tras convertirse en la mujer más joven en ganar una silla en el Congreso de Estados Unidos, Alexandria Ocasio-Cortez tuvo un momento privado con su madre, Blanca Cortez.Allí, tras las luces, cámaras y los cientos de simpatizantes, su madre la tomó de las manos, le dijo lo orgullosa que estaba por este histórico logro y selló el momento tomando una foto con su celular.Cuando narra este instante, cuyos íntimos detalles quedarán en en el corazón de ambas mujeres, Blanca siente que su mente va en un viaje en retrospectiva, a los años en que tenía dos trabajos. En la mañana limpiaba casas y en las noches laboraba en un hospital, pues su esposo había fallecido y tenía que echar adelante a Alexandria, que estaba a punto de terminar la escuela superior y su otro hijo Gabriel, que es tres años menor.En esos años, por poco pierden la casa. Y el dinero que llegaba apenas les daba para vivir. Los recuerdos de Blanca se detienen y regresa a la realidad de ese martes de elecciones cuando Alexandria ganó con el 78% del favor electoral. Las luces, el bullicio y los periodistas que esperaban volvieron a llevarla al momento, hace más de año y medio, cuando su hija le anunció que aspiraría a una posición en el Congreso"Cuando me lo dijo no lo podía creer y le dije: ‘Mamita, eso es algo grande’. Le sugerí que por qué no empezaba con algo más pequeño, como concejal, pero ella me dijo que no, que iba a ser congresista. Fue mi hijo Gabriel, quien la nominó enviando una carta al partido y el partido aceptó la nominación. Eso me sorprendió", contó Blanca a horas de tomar un avión de regreso desde Nueva York hacia Florida Central, donde vive hace dos años."Creía que era muy joven, no pensé que pudiera pasar y menos enfrentando en primarias a un incumbente. Creía que era imposible, pero eso nunca se lo verbalicé a mi hija. Uno nunca debe decirle a un hijo que no podrá lograr algo", expresó la mujer de 55 años.El carácter firme y determinante de Alexandria asomaba desde que era niña. Blanca contó que, en una ocasión, la tuvo que regañar y Alexandria decidió irse de la casa. Tenía ocho años. "Le señalé dónde estaba su maletita de Mickey Mouse. La preparó y se puso su gorro. Le dije que se pusiera las gafas pues el camino iba a ser largo y las iba a necesitar. Y salió de la casa con su maleta. Era un vecindario...

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