Los tesoros por descubrir

Por Yaritza Rivas

Sólo necesita su cuerpo tonificado para ir palma arriba. El truco, confiesa más adelante, son los pies. Con ellos, se impulsa ayudado por su camisa enrollada en forma de ocho y sin pegar el torso descamisado a la palma. De hacerlo te guayas y caes, advierte el humacaeño que pica los 50 años. Este recuerda que aprendió la hazaña a los 12 años viendo y por interés. "Le tenía miedo a las alturas. Creo que por eso me subí", cuenta.

El baja los cocos y se busca el peso. "Este es su territorio", dice Alberto Martí, propietario del puesto que alquila equipo para realizar deportes acuáticos y organiza excursiones guiadas en esta playa metropolitana. Y vende los cocos fríos que tumba Coco Rico Joe en el local, que hace poco más de un año era un baño clausurado en el abandono en pleno Parque del Tercer Milenio. Este parque tiene historias de hace cinco siglos, que incluyen batallas españolas, un club playero donde los puertorriqueños iban de pasadía en traje, y eventos deportivos importantes.

Empezamos el recorrido histórico con Margueritte Smith, o Maggie, la guía. Luego al agua, hacer kayak y sumergirnos con el esnórkel para ver los peces y darle comida.

Maggie nos dirige hacia una montañita en medio de la pista de caminar. Resulta que el lugar era un pantano. Se rellenó como una estrategia militar, cuenta la guía, porque era el punto más bajo del área. Allí aterrizó en 1928 Charles Lindbergh, el primer aviador que cruzó el Océano Atlántico solo y en un vuelo sin escalas. El aviador permaneció aquí tres horas y media antes de partir a Santo Domingo. "Dicen que los límber se llaman así, por él. Porque supuestamente era un tipo bien frío", suelta Maggie.

Esa área del Escambrón era para esa época como el Madison Square Garden, de Nueva York, explica la guía al detallar que al Escambrón Beach Club, lo rodeaba el Parque Luis Muñoz Rivera, el primer parque urbano de Puerto Rico y el hotel Normandie.

Más adelante, en 1949, el hotel Caribe Hilton abrió. "La noche costaba entre $ 9 y $ 12", dice Maggie.

El Escambrón Beach Club era un lugar para gente de clase acomodada que iba a recrearse y escuchar música. Había un paseo tablado y se construyó bajo el agua una pared para prevenir que los "monstruos marinos" pasaran al área de bañistas. Ya fuera que se protegían de peces o tiburones veríamos la pared al momento de sumergirnos.

En camino a un punto del parque que sirve como mirador natural Maggie menciona que se celebraron en el Estadio...

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