¿Toco o no toco?

Por Las Tres

Manolo y Milimari atestiguaban en la sala el tirijala de sus padres que nunca había alcanzado esa intensidad.

-No soy de las que perdona engaños, gritaba Carmela con la misma rapidez que lanzaba la colección de discos de Manuel.

-Bien por ti porque yo tampoco, contestaba Manuel esquivando a El Gran Combo, a Lalo Rodríguez y a José José convertidos en proyectiles.

-Qué caripelao eres, aquí el que falló eres tú.

-Yo ni he visto a esa mujer, ni sé cuándo dejó esa postal en el cristal, se defendía el hombre.

Se hartó de que lo acusaran por algo que, juraba, no había alimentado. Se montó en la guagua y se fue. A las 12 de la medianoche no había llegado. A las 12:05 supieron por qué.

-Pido la paz para esta guerra..., cantaba el éxito de Gilberto Santa Rosa uno de los tres músicos que contrató para que la cordura regresara a su hogar.

-Quisiera deponer mis armas, parar con esta hostilidad, que no conduce a nada, te propongo una tregua, seguía el cantante.

-Ni te creas que con eso te salvas, gritó Carmela.

-Dale cantante, adelanta la parte buena, pidió Manuel tambaleante.

-Perdóname que...

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