'El toldo no es una cosa fácil'

La cercanía del huracán Dorian a las costas de Puerto Rico, en agosto, despertó de nuevo el sentimiento de miedo e impotencia en Ivonne Echevarría Rodríguez. Para la mujer de 67 años, cualquier indicio de fenómeno atmosférico sobre la isla, es llover sobre mojado."Imagínate tú, yo estaba bien nerviosa, bien, bien nerviosa", afirmó durante una conversación con El Nuevo Día.En su hogar, entre las comunidades Las Monjas y Buena Vista en Hato Rey, el paso del huracán María sigue latente. Hace dos años, el devastador ciclón arrebató parte del techo de su casa y sacudió la estructura, aunque hablar en pasado no corresponde a su realidad.En la sala de su hogar, en un día entre sol y lluvia, la luz percola entre las esquinas de las paredes que fueron remontadas, "como se pudo", luego que María las sacara de su sitio."Lo hice yo misma como pude. Esa pared en una tormentita más se va a juste completa", relató Echevarría Rodríguez. Pero la percolación de la luz es la menor de las señales del azote.A través de una ventana, se observa afuera que el aire golpea un pedazo de toldo azul desprendido desde el techo de la residencia. En el interior, también resalta el reflejo azul en la unión de los dos extremos de las planchas de zinc que confirman el techo.Hasta ayer, el estimado de hogares con toldos azules en sus techos en Puerto Rico, luego de los huracanes Irma y María hace dos años, era de 25,000 a 30,000, confirmó el Departamento de la Vivienda, a partir de cifras de los municipios.Por su parte, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) indicó que no mantiene un conteo sobre la distribución de lonas azules debido a que fueron los municipios y organizaciones sin fines de lucro las que distribuyeron los toldos a los sobrevivientes de desastres que lo solicitaron."FEMA le proporcionó al gobierno de Puerto Rico más de 125,000 lonas azules autoinstalables para los sobrevivientes", explicó Juan A. Rosado-Reynés, portavoz de FEMA en Puerto Rico.Los toldos azules tienen una vida útil aproximada de 30 días y se instalan para que los sobrevivientes puedan refugiarse en el lugar hasta que se completen las reparaciones permanentes necesarias, reconoció la agencia federal. Sin embargo, esas reparaciones pueden tardar mucho más que esos 30 días.Además de desclavar las paredes, María arrancó planchas de zinc de la cocina, la sala y el cuarto de Echevarría Rodríguez, lo que, a su vez, provocó la pérdida de muebles y enseres eléctricos. Luego...

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