un toque de amor

Por Omayra González Méndez

omayra.gonzalez@elnuevodia.com

Ese primer toque de Linette Meléndez a sus gemelas se había retrasado semanas porque las niñas habían nacido sin piel. "Me saltó el corazón", todavía recuerda Meléndez cuando habla del momento en el que pudo acariciar a sus pequeñas Lineysha y Lineyshka.

Meléndez tuvo un embarazo normal, ni las constantes visitas a los médicos ni los sonogramas detectaron la condición de sus hijas. No fue hasta el momento del parto que -para su sorpresa y la de sus médicos- se enteraron de que las niñas habían nacido con ictiosis lamelar.

"Nacieron en carne viva, sin epidermis, parecía como si estuvieran quemadas", explicó sobre la condición que se caracteriza por presentar en los recién nacidos los labios y párpados hacia fuera y orejas deformes.

Las niñas presentan la enfermedad en sus dos variantes. En el caso de Lineysha su piel es sumamente frágil, ampollosa, que puede desprenderse de solo tocarla. Mientras, Lineyshka tiene una piel seca y rígida que se agrieta y quiebra con facilidad.

A horas de nacer, fueron movilizadas directamente al Centro Médico en Río Piedras, donde ningún médico les aseguraba que iban a sobrevivir. Ya han pasado 18 meses, de esos días Linette solo recuerda toda la agonía cuando mira las fotos. Gracias a los constantes cuidados de su madre, las niñas han continuado su desarrollo.

Con sus cuerpos brillosos, por la vaselina que las cubre, cada una se distingue por sus personalidades. "Fashion, fashion", dice Lineyshka mientras se coloca sus pulseras de colores y se arregla la diadema con una gran pascua rosada. De las hermanas, ella es la más despierta, la más que habla; "la picúa" como le dicen en la casa. De la parte de atrás del sofá...

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