La tormenta tras la hazaña

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

"¿Me recuerdas? Mi hija caminó contigo el año pasado", le comentó a Raymond Arrieta, quien la miró fijamente entre la apiñada multitud que seguía sus pasos a toda prisa.

Observaba a una madre que recién perdía a una hija que le dejó un tesoro que ama en medio del dolor.

"¡Se me fue! Se me fue... Mira lo que me dejó", le exclamó.

Le dejó un nieto y, al verlo, el comediante escuchó que la abuela le susurraba: "Verdad que mamá ahora está en el cielo". El niño de 6 años alzó la mirada y se desplomó, cayendo mientras sollozaba sin control.

No es la primera vez que el comediante cuenta la anécdota, pero la narra comoquiera como para exprimirle el jugo al limón. Se trata de la memoria que más atormenta al hombre que por seis días se encomendó a caminar 94 millas por los pacientes de cáncer y que motivó tanto al pueblo como al gobierno a donar un dinero que hasta ahora suma 1.7 millones.

De noche no duerme. Ayer regresó a la rutina laboral, cojeando y tratando de hacer reír pues quieto no puede quedarse ante los desgarradores recuerdos de su hazaña.

"Ahora mismo no puedo dormir. No se me ha olvidado esa cara... Como lloró ese nene a mí se me quedó grabado... Ahora pasan las imágenes de la señora esperándome. Y qué bueno que estaban las cámaras porque hay que jamaquear al pueblo para que coopere... Pero duele", dice llorando mientras se toca instintivamente la pulsera que perteneció a la madre del chiquillo, una paciente de cáncer que caminó con él el año pasado y que le regaló la señora antes de que él completara el martes la cuarta edición de "Da vida caminando con Raymond" a beneficio del Hospital Oncológico.

Eso es lo que le quita el sueño, no así la crítica de quienes han alegado que su verdadera misión es quedar inmortalizado en la memoria colectiva.

"No pienso en eso, porque lo que uno hace de corazón es para sentirse bien con uno mismo. No es fácil caminar. Si llega a ser para hacerme famoso hubiera caminado menos. Esto ha tocado mi vida, ha tocado el pedazo más íntimo de mi corazón", reacciona.

En el proceso asegura haber rebajado tres libras más de las 17 que bajó antes de comenzar su ruta. Tras completarla, sin embargo, se ha puesto a cocinar carne a la barbacoa. Así comparte junto a su familia y gana lo que perdió... Sentado, por supuesto.

La cadera la tiene lastimada y sus pies parecen haber sido martillados.

Ha llorado más que nunca, confiesa. Lo comprueba con un nudo en la garganta y las...

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