Una tortura ir a Vieques

María Rivera Valenzuela

Bayamón

Al llegar pudimos confirmar que la Autoridad de los Puertos no tiene la más mínima idea, luego de tantos años, de lo que significa organizar, planificar y, mucho menos, brindar un buen servicio. Los empleados no orientan al visitante correctamente, cada uno tiene una respuesta diferente y luego se quejan de que los viajeros no siguen instrucciones. De las instalaciones, ni hablar, las nuevas están muy bonitas aunque incómodas, pero en donde se hacen las reservaciones abunda el sucio, el excremento de paloma, las sillas rotas, rotulación incorrecta, etc.

Subir y bajar un vehículo de los ferries es una odisea digna de filmarse. Fuimos testigos de cómo los carros se destrozaban ya que las rampas se encuentran demasiado altas para que un vehículo pueda transitar por ellas con normalidad y sin sufrir algún accidente. No existe un plan para abordar y, mucho menos, para salir de las embarcaciones, y no sigo porque se termina el espacio. Lo más increíble es que todo esto sucede en el puerto de Fajardo ya...

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