El torturador boricua

por aLEJANDRO cARPIO

El flamante torturador boricua tiene buen sentido del humor: cuenta cómo los oficiales de la CIA llegaron a encariñarse con las víctimas del método del submarino ("waterboarding"): luego de someterlos a los EIT, veían películas PG con ellos (popcorn incluido). Bofetones, asfixia, aislamiento, tormento sicológico (uso de insectos) y privación de sueño más tarde, pasaban un rato ameno (entre colegas, se diría).

Igualmente, hay un guiño en el título del sexto capítulo: "Regime Change". Estamos ante un chiste. No se trata de los golpes de estado orquestados por la CIA para deponer gobernantes, sino de los cambios administrativos que sufrió la agencia. Este capítulo (el más chismoso) sirve para trazar la llegada de Rodríguez al éxito inconmensurable. Más adelante cuenta cómo...

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