De tour en el 19

Por Alejandro Carpio

Puede que la anglofobia de Daubón ostente proporciones menores a las que sugiere Faría, pero de que no le cayeron bien los ingleses, pues no. Admira, sin embargo, el orden y la fastuosidad del Londres imperial, que desentona con la suciedad parisina. De la capital francesa ensalza el arte y sobre todo las tumbas (poca admiración le provoca su teatro). Quizás las atracciones predilectas del viajero sean los cementerios, ya sea el de Père Lachaise o el complejo que alberga el cuerpo de su admirado Napoleón. No tanto entusiasmo le provocan el can-can, la iglesia de Notre Dame y la comuna de París.

Ni las recomendaciones ni las observaciones de Daubón pecan de inconcebibles; intriga al lector moderno, sí, la porfía con la que el boricua se llama "español" a sí mismo, aunque puede que se trate menos de un gentilicio que de una alusión a la lengua. En Madrid...

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