Transformación en bienestar de los menores

Las heridas físicas y emocionales están ahí: expuestas, palpables y frágiles. Su caminar en la vida, aunque breve –en muchas instancias– ha sido intenso y extenuante. Exponerlos una vez más a una experiencia traumática, en algunos, podría ser la pérdida de cualquier ápice de ilusión que habita en ese pequeño cuerpo tan necesitado y desesperado de amor.

Una nueva mirada, menos invasiva y arriesgada, pero igual de esperanzadora y amorosa es lo que espera darles el Departamento de la Familia a los procesos de adopción que anualmente realiza en busca de un hogar seguro y estable para los menores bajo su custodia.

Esa nueva visión no sólo incluye flexibilizar algunos de los parámetros que rigen los procesos de adopción, sino que, además, busca reformular cómo se dan esos primeros acercamientos físicos entre los menores y las personas o parejas que forman parte del Registro Estatal Voluntario de Adopción (REVA), indicó a El Nuevo Día la secretaria de la Familia, Glorimar Andújar.

“Es exponerlos menos y darles la oportunidad a los potenciales padres de verlos tal y como son, sin que laceremos ese niño que ya sabemos que, por estar en nuestro sistema, ha sido lacerado. Es reenfocarnos más como Departamento a mirar a ese niño, cuáles son sus necesidades y cómo realmente podemos protegerlo y que sea adoptado, pero sin seguirlo lastimando”, contó Andújar.

Como parte del trámite de adopción, la agencia organizaba actividades de confraternización entre los menores y los candidatos a padres adoptivos. La intención era que, a través de ese compartir físico, se pudieran encaminar unificaciones. Sin embargo, el proceso podía terminar convirtiéndose en uno traumático para algunos menores que no veían sus anhelos logrados.

Actualmente, hay 202 familias registradas en REVA. Mientras, de los 4,000 niños bajo custodia de Familia, 130 están listos para ser adoptados.

Andújar dijo que, desde que asumió la secretaría de Familia, ha intercambiado impresiones con trabajadores sociales y personal de hogares temporeros certificados por la agencia.

En esas conversaciones, aseguró, surgió la preocupación sobre la salud emocional de los menores para los que se busca un hogar, incluyendo su participación en estas actividades de confraternización. “Ellos me han dialogado sobre la dificultad para el niño, porque a algunos (de los niños) hasta nos los devuelven (después de irse con un posible adoptante) y, ante esas realidades, queremos actuar”, dijo.

“(Queremos) generar un...

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