Transición

Miguel Rodríguez Casellas

Sentenciar que será más de lo mismo ya es un tópico. Y no culpo al escéptico; la recurrencia de malas mañas e intervenciones imprudentes de intereses privados en la esfera de lo común erosionan la confianza de cualquiera. Aun así, es pertinente preguntarse hacia qué exactamente se transiciona y cuáles son los parámetros del cambio que se ventila.

El proceso cada vez tiene más visos de puesta en escena que de auténtico protocolo de trabajo. Y claro, estoy admitiendo mis propios prejuicios contra el exceso de histrionismo cuando uno ve la agenda acumulada de decisiones eternamente pospuestas, inteligencias que no están y que nadie extraña, retos y oportunidades rutinariamente desatendidos. Frente a esa urgencia cualquier espectáculo sobra.

Menos actuación y más acción. Menos gesticulación y más voz de liderato y certeza.

Quisiera uno que las transiciones fueran momentos de claridad espeluznante; que el gobierno que entra se permitiera un instante de suprema sinceridad; que los nuevos líderes, en efecto, lideraran; que se tomaran...

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