Trasluz

Félix Jiménez

La fila era inmensa. Salía de la puerta de la oficina y daba vuelta por el frente del edificio, bajo el sol del valle y los polvos del Sahara. Todos con dinero en mano para pagar, y todos detenidos por una cola que culebreaba sus pesares con pausa extrema.

Como hay una pequena huelga -otra peleíta monga en la AEE- son los gerenciales los que están a cargo del cobro de las facturas. Con su lentitud, su falta de experiencia con las computadoras e intentando domesticar su cerrera altanería. La novatada se le pinta en las caras. Dan risa. Dan pena. Dan rabia.

La mujer que conversaba con la sanlorenzena llevaba dos horas en la oficina. Pagó $ 311 el mes pasado, en su banco. Tiene el comprobante. Pero por los avatares de la tecnología y de la mediocridad, no aparece huella de su pago. Se querella en la primera fila, la envían a la segunda. Hace su turno, y le dicen que si no paga se...

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