Truculentos

Mario Alegre barrios

Usted debe conocerlos. Sus miembros tienen un aire truculento: miran de medio lado, con sus ojillos brillantes y un gesto indescifrable en el que difícilmente se adivinan sus torcidas intenciones.

Vestidos de un negro riguroso que adquiere -según le dé el sol- tonalidades rojizas o azuladas- pululan por el hemiciclo, a solas o en grupo, a la caza de la mejor oportunidad para sacar provecho de las circunstancias.

Defienden a muerte su territorio y no se tientan el corazón para tirarle a la yugular a quien intente despojarlos de lo que consideran suyo, pese a que el trabajo que realizan para conseguirlo sea poco o ninguno.

Nunca les he hecho nada pero, desde hace algún tiempo, se han convertido en mis enemigos. Apenas alguno de ellos me ve, se lanza como un relámpago contra mí, bien en un ataque desde el frente, como a traición, por la espalda, y del que solo me doy cuenta cuando siento el veloz batir de sus alas al rozar alguno de mis hombros.

No, espere. discúlpeme usted. Después de esta última explicación ya debe haberse dado cuenta de que no me...

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