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Manolo Núñez Negrón

La manzana de la discordia fue, de nuevo, el activista Pedro Julio Serrano, al que se acusó de llevar una vida poco beata. En el asunto terció Topy Mamery, que estaba tranquilo en su casa de Miami escuchando los discos de Yolandita, y ahí se formó el despelote, para delicia de los cibernautas y el personal presente.

Muy en el fondo, tal parece, nos tira mucho eso de entornar las celosías y ver a las vecinas en bata halándose las greñas en la guardarraya. Es lo que Rubén Berríos llama, con ese tino suyo, el efecto mondongo.

Entonces, en medio de esa feria de mal gusto, salió de las sombras Willie Colón a embarrar todas las teclas del piano. Si se hubiera quedado con los dedos en el trombón se hubiera evitado este papelón y la respuesta de René Pérez, que no tiene pelos en la cabeza y tampoco en la lengua. En cualquier caso, estos incidentes documentan...

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