Universidad

Miguel Rodríguez Casellas

Puerto Rico apenas produce conocimiento. Tampoco produce mucho de lo otro, materialmente hablando, pues se ha hecho evidente que muchas de las llamadas industrias "duras" simulan un gran andamiaje manufacturero, cuando todo lo que hacen es transferir una parte trivial del ciclo de producción para aprovecharse de los incentivos contributivos.

De una pantalla es que estamos hablando, sí. Y tras ella están las universidades que promueven economías del conocimiento pero hacen todo por impedirlas. Cómplice es el anti-intelectualismo del público, herencia cultural de la Norteamérica boba que gusta de ensalzar al tonto útil.

La peor parte la llevan los jóvenes estudiantes, reclutados a la educación por medio de paraísos artificiales de primermundismo tecnológico dirigidos a deslumbrarlos. Una vez adentro el cuadro es menos brillante. Ningunear su capacidad intelectual, con tal de hacerlos meros ejecutores de las ideas de otro, es norma en las universidades, con pocas y notables excepciones.

Salta a la vista la complicidad en hacer de Puerto Rico un lugar...

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