Vacas

Rosa Mercado

A nosotros nos llegaron las vacas flacas sin sueño y sin José que nos lo interpretara. Los economistas, ya sabemos, hablan un idioma que nuestros bolsillos no dominan. Y si algún economista proclamó en el desierto de nuestra insensatez, la inminente llegada de las vacas flacas, nadie en el gobierno de entonces (hace 20 ó 30 años atrás) le hizo caso.

Ahora, los hijos de nuestros bisnietos heredarán una deuda inmensa. Aunque tal vez, cuando la isla sea cedida a Papúa Nueva Guinea, nos condonan la deuda.

A lo mejor la culpa no es de los economistas que, dicho sea de paso, se equivocan tan estrepitosamente como cualquier mortal, sino de que nosotros, como país, no estamos acostumbrados a soñar.

Nos quedamos como en un sopor que no es sueño ni es vigilia. Como los lagartos, agazapados, esperando. Por eso no vimos venir las vacas flacas que llegaron hace varios años y no se quieren ir.

Para que vean ustedes lo que es la vida, en la Biblia los siete años de escasez afectaron a...

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