La vecindad del Transiberiano

Rusia

Desde tiempos de Pedro el Grande, la modernidad rusa significó "occidentalización". Como símbolo, se edificó la ciudad de San Petersburgo, que sería la puerta por la que todo lo occidental entraría a Rusia. El otro gran símbolo de la modernidad en Rusia sería el Transiberiano, construido a finales del XIX. El Transiberiano no es un tren sino una ruta ferroviaria de más de nueve mil kilómetros -la más larga del mundo- que se extiende entre las ciudades de Moscú y Vladivostok, pasando por Irkutsk y bordeando el sur del lago Baikal. Cerca de Irkutsk parten otros tres ramales conectados con el Transiberiano: el Transmanchuriano (que atraviesa Manchuria hasta llegar a Beijing), el Transmongoliano (que atraviesa Mongolia), y la línea Baikal-Amur. Numerosos trenes recorren esas rutas todos los días, aunque el número de paradas varía grandemente.

Durante el verano del 2009 tuve la oportunidad de descubrir el mundo del Transiberiano. Permítanme ofrecerles unas breves impresiones. En Rusia, donde las distancias son tan largas, los pasajeros se apoderan del espacio del tren y lo transforman en una extensión de su propia casa.

Así las cosas los ves pasear en ropas ligeras a lo largo de los corredores, con samovares y tazas de té en mano. O los ves negociar el tamaño de las frazadas con la provodnitsa, que es algo así como la administradora del vagón, casi siempre mujer. O los ves constantemente haciendo filas en los lavabos, con sus toallas, rasuradoras y pastas de diente.

Es muy normal ver viajar familias enteras, casi siempre desde su ciudad de residencia hasta Moscú (epicentro del universo ruso), o viceversa. Y también es común toparse con ancianos despeinados, que...

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