Vecinos dan paliza a presunto asesino de una menor

Por Eugenio Hopgood Dávila

ehopgood@elnuevodia.com

La guagua Astrovan de José Reillo Soto cayó en una zanja que este no pudo ver en la oscuridad a la orilla de una carretera vecinal entre fincas de piña abandonadas del barrio Pugnado Interior, en Vega Baja, según la policía.

En la parte posterior de la guagua llevaba el cadáver de Talía Liz Dávila Torres, quien tenía dos meses de embarazo. Además, llevaba un pico y una pala con las que se cree que se proponía enterrarla en una de las fincas del lugar.

"Él llamó a mi nene como a medianoche, que es bien amigo de él. Mi hijo me dijo 'mira papi para vamos a buscar a Reillo que cayó en una cuneta', pero sospechamos que andaba con ella (Talía), le preguntamos por ella. Él titubeó y apagó el teléfono", relata Jorge Vega, del sector La Tocha, donde viven todos.

Pero Vega es vecino de la víctima y su hija, Imarilis, es la mejor amiga de ella y todos, incluyendo Xiomara Torres, madre de la menor, se movilizaron hacia el sector conocido como Las Piñas.

Cuando llegaron, la oscuridad y el tinte de los cristales no permitían ver hacia adentro de la guagua. "Yo me la huelía porque estaba muy 'ariscao', gagueaba, no se bajaba de la guagua, cuando llegó nuestra gente hizo un teatro; decía que no la había visto, con una lloraera", dijo John Rodríguez, marido de Imarilis.

En medio de la tensión, el hermano adolescente de Talía rompió un cristal con un bate y miraron adentro, pero no vieron nada. Cuando ya se resignaban a que Talía no estaba allí Vega decidió echar otra mirada. "Cuando ya nos estaba convenciendo, que nos cogió de bobos, y le íbamos a halar la guagua para que se fuera, pues algo me dice que mirara la guagua por dentro y ahí alumbro con el teléfono cuando la veo", dijo Vega.

"Mi pai gritó: 'diablos cabr.. te guillaste la mataste'", recordó Imarilis.

La madre de la menor, que es enfermera, trató de darle los primeros auxilios. "Vi que estaba un poco fría, no tenía pulso, le toqué su cuello, y al sacar mi mano tenía sangre. Salí y abracé a mi...

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