Vecinos al rescate de su espacio común

brunymarie.velazquez@gfrmedia.com

Esta pequeña comunidad, que se compone de algunos 200 residentes y se agrupó bajo la asociación de residentes Las Monjas Renace, se dispuso a rescatar un terreno baldío que se convirtió en un vertedero clandestino y lo transformaron en un huerto ecológico con la ayuda de los miembros de la comunidad incluyendo los niños y varios voluntarios que decidieron dar la mano.

"Esto se convirtió en un vertedero, trabajamos en contra de eso y ahora la meta de esta comunidad es poder desarrollar un programa de voluntarios y hacer un modelo de economía sustentable para la comunidad", explicó Mario Nuñez Mercado, presidente de la asociación de residentes.

Lograr desarrollar el huerto no le tomó poco tiempo. Sin embargo, su primera lucha fue convencer a todos los residentes de que el espacio tomaría una nueva forma y se utilizaría por el bienestar de todos.

A pesar de que podía representar disputas entre vecinos, ocho meses antes don Ramón "Wichin" Vélez y doña Ana Andújar se propusieron llevar el mensaje contundente: "esto no es ni será más un vertedero".

Y así fue.

"Estábamos bien pendientes y cada vez que venía alguien a tirar algo, basura o algo, le decíamos que no. La insistencia hizo que entendieran que esto no era un vertedero y triunfamos", relató doña Ana, reconocida también en la comunidad por confeccionar limbers. "Y si no hacían caso, los amenazábamos con la Policía", enfatizó mientras señalaba hacia el piso.

"Nos sentimos felices, muy contentos porque la tierra hay que sembrarla, cultivarla... Mira, cada vez que sale una fruto o una flor, ¡es una fiesta!", expresó doña Ana con alegría. En el huerto cosechan calabaza, gandules, albahaca...

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