VELADOR DE LO INÉDITO

Por Carmen Graciela Díaz.Especial El Nuevo Día

foto Por Vanessa Serra

"Esta es la mesa de operaciones, aquí están los bisturís y aquí, el paciente", muestra entre risas de orgullo el artista plástico Luis Hernández Cruz, uno de los pioneros en Puerto Rico del arte abstracto, ese lenguaje con el que habla a través de medios como la pintura, la escultura y la gráfica.

Confiesa que necesita estar todo el tiempo pintando, que un lienzo siempre debe estar en el caballete o la mesa; en esa espera de espátulas, pinturas, formas y, claro, sus manos y ojos. En el patio donde tiene sus bonsáis y los árboles chinos que confía ver echar frutos, también está el fregadero lleno de gotas de pintura que revela las obsesiones de este creador.

Pero otra vez, y en el marco de sus sobre cuarenta años de trayectoria, ha llegado el momento en que Hernández Cruz debe sacar su universo pictórico de la privacidad para compartirlo al presentar su primera exposición institucional en casi una década desde su muestra Retrospectiva 1960-2003 en el Museo de Arte de Puerto Rico.

El título de la exhibición que inaugura el jueves, a las 7:00 p.m., en la Galería Nacional en el Viejo San Juan, remite a dos estilos y a un periodo de cuatro años de producción: Luis Hernández Cruz: Figurativo-Abstracto (2008-2012).

"A pesar que se me identifica como el abstracto par excellence -pero porque he trabajado mucho y además sigo trabajando porque soy más viejo- siempre he tenido en la mente la figura humana y en distintas etapas desde que comencé en los sesenta a hacer pintura profesional, la figura siempre se aparece, a veces velada", explica con su discurso tan seguro como tan ausente de modestias.

Hernández Cruz afirma que si bien cuando se hace arte "siempre hay un grado de abstracción", al citar a Leonardo da Vinci, rememora que en 2007 trabajó una serie figurativa que no ha exhibido aún. Fue ése el camino que lo condujo a telas más grandes -que ahora devela, en el primer grupo de la muestra- donde dice que continuó el tema del artista y la modelo, pero difuminando esas figuras.

Cuenta que esa ambición la manifestó a través de "una doble red del cuadriculado geométrico" que les impuso a los lienzos. Ahí, en estos cuadros, mujeres y hombres se tocan y desean. Provocan al espectador, así como se seducen en el mundo donde Hernández Cruz los metió. Unas de estas obras parten de temas eróticos de filmes como "The Dreamers" de Bernardo Bertolucci o el Shunga, el arte erótico japonés que...

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