La verdadera historia del éxodo

CLAUDIO MEDINA

PSICÓLOGO INDUSTRIAL

Por la razón que sea, el puertorriqueño se autovalora poco. La autoestima del puertorriqueño está en los más bajos niveles. Por eso, cuando uno de los nuestros triunfa, nos desbordamos en alabanzas, en sentimientos, en un frenesí incontrolable. Cuando estamos fuera de la Isla (los que han tenido la oportunidad de hacerlo) cuando escuchan "La Borinqueña" o a Marc Anthony cantar "Preciosa", se nos eriza la piel y sentimos amor profundo por esta isla caribeña.

Pero más allá de esto, el éxodo de los puertorriqueños no es hacia ningún país de Latinoamérica o de Europa o a China, que puede ser una de las máximas potencias del nuevo orden mundial que se alza ahora. El éxodo de los puertorriqueños, que se marchan dizque a buscar mejores horizontes, nuevas oportunidades, un futuro más halagador, es hacia Estados Unidos.

Esto nos demuestra que la sensación de protección se nos ha vendido Estados Unidos, nos crea una dependencia sicológica que obliga a buscar refugio bajo las faldas del que, como en el síndrome de la mujer maltratada, crea un círculo vicioso que no tiene otra salida que no sea volver a donde se nos ofrece "protección".

Es tiempo de que los puertorriqueños aprendamos a forjarnos una nueva visión...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR