Viaje en globo en 1867

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

En tiempos de viajes en barco y de desplazamientos en caballo, Román Baldorioty de Castro viajó por los aires en globo. Fue en el 1867, como colofón a su asistencia a la Exposición Universal de París, cuya sede estaba ubicada en los Campos de Marte. En siete meses, nueve millones de personas acudieron a la misma y atestiguaron demostraciones de progreso en diversos campos, entre los que dominaba la tecnología.

El guaynabeño Baldorioty de Castro, que fue abogado, abolicionista y diputado a las Cortes Españolas, acudió y luego registró los ofrecimientos de cada pabellón en memorias publicadas por José Julián Acosta al año siguiente, en el 1868. La Academia Puertorriqueña de la Historia las reeditó en el 2002.

"Baldorioty trajo la modernidad a la Isla con estas memorias", opina la poeta y admiradora de la figura del prócer Elsa Tió, "describió lo que vio con conocimiento pleno de máquinas eléctricas y de vapor y decía, por ejemplo, 'esta es buena para lo que se hace en Coamo o esta es mejor para Santa Isabel' ".

Celebraba Baldorioty que si felices eran los pensadores de su tiempo que ideaban cada invento, "más felices" serán los tiempos venideros en que se habrá llegado a su perfección. El autor revisó motores hidráulicos, receptores de fuerza animal, turbinas, caballos y generadores de vapor, locomotoras ruteras y cables telodinámicos.

Y más allá del pragmatismo de la información, un capítulo desafía la imaginación del lector de cualquier época. Es el último, el trece, que tituló "Un paseo en globo. Un alemán y el Grupo X".

"Dejémos pues la tierra y lancémonos atrevidamente por los aires", invitó Baldorioty de Castro poco antes de abordarlo. Se trataba de un globo que realizaba su sexto viaje y que había sido construido "con el objeto de estudiar los fenómenos meteorológicos en diferentes regiones de la atmósfera".

Su barquilla tenía diez ventanas, el piso, las paredes, la azotea y los pretiles estaban confeccionados de esterilla de juncos sujetas a una armadura sólida y liviana. Además del lastre y los enseres, podía contener hasta 16 personas.

Tenía, también, 118 bandas dobles de tafetán blanco con 70 metros de largo por 60 de ancho. Su altura era de 45 metros y elevaba, "junto y por efecto del gas del alumbrado", un peso de 4,900 kilogramos.

Nadar, jefe de la expedición...

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