Viaje por la tierra de la laguna azul

Lectora Viajera

Por Frances Ríos

El agua blanca-azulada de este paraje proviene de 6,500 pies debajo de la tierra donde se calienta por vía natural. Aseguran que posee un alto contenido mineral, lo que las convierte en elemento de alto poder curativo. Del centro de la tierra el agua pasa primero por una planta generatriz, la misma que produce la energía que ilumina a Reykjavik.

Demás está comentar que tan pronto llegamos, nos sometimos al tratamiento. Un masaje en el agua, acostada sobre flotadores, nos transportó directo al cielo. Literalmente, boca arriba, observando nubes y pajaritos pasando en bandadas tras un fondo "blanqui-azul" provocó que me tuviera que pellizcar a ratos a fin de probar que todavía estábamos en la tierra.

El Blue Lagoon nos energizó. Preparación ideal para el trayecto que nos esperaba. Tanta emoción agota. Atravesar un trayecto flanqueado con vistas de cascadas, animales por la libre, campos de lava aquí, lagos y glaciales allá, visto como si se tratara de una pantalla de 360º, créanme, el reto era enfocar. Ante tanta maravilla nadie sabe qué hacer con la cámara.

Qué se come aquí. Es lo primero que me brinca a la menta, luego de tanto tiempo en carretera. Y la sorpresa volvió a invadirme. Nunca pensé que la experiencia culinaria en Islandia fuese tan excitante. Tenía la idea errónea de que su cocina se limitaba a la tradicional, dominada por el tiburón fermentado. Nada más lejos de la realidad.

Helgi Sveinbjorsson, chef del Hotel Glymur nos sacó de dudas: "Mi país sentía que estaba retrasado con relación a la cocina internacional, por lo que en la última década nos hemos dedicado a experimentar de forma innovadora con productos frescos del patio". Dicho esto nos llevó a su patio a la vez que nos ilustraba sobre la fauna y flora de la cocina islandesa.

"Islandia es un país grande, de poca población, que en su momento necesitó sobrevivir", nos comentó Helgi. Y siguió, "los islandeses se distinguen, como los caballos, por no mirar hacia atrás. Aquí nos enfocamos en las oportunidades que nos trae el destino". Me "mató" el comentario. Pero, ¿qué tendría esto que ver con un buen plato de cordero? Seguimos con Helgi.

Llegamos a su aposento y nos recibió con un "bienvenidos a casa". Justo ahí fue que nos advirtió sobre el espectáculo de la medianoche cuando podríamos observar una espléndida aurora boreal. (El mejor momento para ver este fenómeno en su máxima brillantez es entre noviembre y marzo.

Y, como dicen, "si vas a...

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