LAS OTRAS VÍCTIMAS

Por José A. Sánchez Fournier

jose.sanchez@elnuevodia.com

Además del 21 de los Piratas de Pittsburgh, en el accidentado DC-7 viajaban el piloto Jerry C. Hill; el copiloto y dueño del avión, Arthur Rivera, y el mecánico de aviación Francisco Matías.

El quinto pasajero era Ángel Rafael Lozano, un camionero independiente que ayudó a Clemente en la recolección de víveres.

Lozano apenas tenía 33 años de edad cuando se ofreció a ayudar a Clemente. Estaba casado con María Milagros Reyes y tenía dos hijos, Ángel Rafael, de nueve años, y Wanda, de ocho. Era un hombre jovial y desprendido. Su naturaleza bondadosa lo llevó a colaborar en la recolección de ayuda para las víctimas del sismo que destruyó gran parte de Nicaragua el 23 de diciembre de 1972.

"Mi papá era bien astuto, bien amable, alegre y con un relajo sano. Le gustaba ayudar a los demás", relató ayer Ángel Rafael, hijo, durante una charla con este diario.

Previo a su junte con Roberto, el camionero había asistido en otros esfuerzos por el mejoramiento del prójimo.

"Cuando Chejuan (Juan José García, fundador de Hogares Crea) abrió en el barrio Venezuela de Río Piedras un hogar, mi papá le donó los bloques y mercancía. Eso fue en 1972. En casa tenemos una placa (de agradecimiento) que Chejuan le dio", contó orgulloso el primogénito.

Así era su progenitor, dijo Ángel, hijo. Por eso cuando Clemente lo llamó buscando ayuda en el recogido de los víveres y donativos que ofrecía el público para Nicaragua tras el sismo, el camionero no titubeó en darle la mano.

"Mi papá era el troquero número uno de (supermercados) Pueblo. En aquel entonces mi papá cogía la mercancía dañada, la de los empaques abiertos que todavía estaba buena, la compraba barata, la montaba en una pickup viejita que tenía y se la regalaba a Hogares Crea", explicó el hijo. "Cuando sucedió el terremoto, habló con la gente de Pueblo y ellos le dijeron que se la llevara toda de gratis para enviarla a Nicaragua. Él la recogió y la llevó al aeropuerto".

Roberto y Ángel se conocían antes de que el terremoto en Nicaragua uniera por siempre sus destinos.

"Nosotros venimos de familia deportista. Mi mamá es sobrina de Sixto Escobar y mi papá se pasaba en el deporte", recordó el hijo. Por eso no le estuvo extraño a Ángel, hijo cuando durante la navidad de 1972 comenzaron a visitar su casa varios atletas y artistas del patio.

"Fíjate, sí, lo recuerdo porque Roberto iba a casa con (Luis) Vigoreaux y Mirta Silva, los que estaban organizando el...

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