Una vida dedicada a las flores

Por Joanisabel González

joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

"Las flores y la decoración siempre han sido mi pasatiempo favorito y pude convertirlo en mi medio de vida", dice la propietaria de Garden Hills Flowers, la primera floristería que se estableció en la zona bancaria de Hato Rey.

Hija de un chofer público y de una ama de casa, doña Carmen fue la primera generación en su familia en estudiar en la Universidad de Puerto Rico, a mediados de 1960.

Estudió Administración Comercial por el ejemplo que le dio su padre, un abnegado trabajador que llegó a ser el propietario de la principal línea de transporte entre Guánica y San Juan. "El no tenía escolaridad, pero llegó a tener diez vehículos", recuerda.

Concluido el bachillerato, doña Carmen se casó y decidió tomar cursos de floristería en las noches. Fue entonces cuando su esposo Jaime, quien por años también ha operado una dulcería en Hato Rey, le sugirió que abriera una floristería, y lo hicieron en Guaynabo.

"Abrimos Floristería Alers y estuvimos allí como ocho o nueve años. Funeraria Buxeda nos pedía muchas coronas hasta que, un día, don Miguel Buxeda me pidió que le ayudara con una nueva floristería. Sugerí que el nombre fuera La Flor", relata doña Carmen haciendo referencia a la floristería que también ha operado en la Isla por varias décadas.

Al cabo de unos tres años de administrar La Flor, doña Carmen recibió una oferta que no pudo rechazar. Los propietarios de Garden Hills Flowers le ofrecieron venderle el negocio establecido en 1948. "Fue una de esas loqueras que uno hace. Garden Hills Flowers fue la primera floristería que abrió en el área metropolitana y empezó junto a la Funeraria Ehret", dice la empresaria.

Gracias a los ahorros de una vida, la pareja pagó $ 15,000 por el negocio. "No se lo debíamos a nadie", subraya.

Como el negocio ya era reconocido y tenía su clientela, doña Carmen decidió construir sobre esa base aportando los ingredientes que hacen la diferencia: la calidad y el servicio al cliente.

Para muchos, trabajar con flores sería una simpleza, pero lograr un arreglo que transmita el sentir de quien lo envía requiere carisma. Los detalles, la selección de las flores, conocer el gusto del cliente, sensibilidad y sobre todo, discreción hacen la diferencia, dice.

"Como llevamos tanto tiempo, tenemos acuerdos con distribuidores grandes en Estados Unidos, por lo que todas las flores vienen en el mejor estado y su costo nos ayuda a mantener los precios asequibles"...

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