La vida es un arte

La lectura de los cuentos, poesías y ensayos que lograron desarrollar en el curso de escritura creativa validó su determinación de emprender un proyecto nuevo en la etapa de la jubilación.Los cerca de 20 participantes del curso "La vida es un arte" culminaron el primer ciclo del proyecto ofrecido en el Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico (UPR), en Río Piedras, leyendo los trabajos que realizaron. Los trabajos son el resultado de diversas actividades que los invitaron a revisitar experiencias pasadas y mirarse hacia adentro, para luego expresarse por medio de tertulias y de la creación de piezas escritas en diversos géneros literarios. El proyecto, que comenzó en julio, promovió la socialización, la reflexión, la creatividad y estimuló la memoria del grupo de personas de 55 años o más, que participó en actividades que mejoran la calidad de vida y el estado de la salud."Gente de todas las edades vivimos un reto y es que no tenemos tiempo para reflexionar sobre lo que hemos vivido, sobre las decisiones que hemos tomado, sobre las ventajas y desventajas. La televisión y el trabajo generan una dinámica que enceguece a los seres humanos, y espacios como este permiten, con sosiego y calma, procesar y, a la misma vez, usar ese material para compartirlo con otros", explicó el profesor de la UPR de Humacao, Amílcar Cintrón Aguilú, quien ofreció el curso."Dependiendo del perfil del grupo, pueden surgir ciertos tipos de memorias y preocupaciones y, en grupos en que hay retos parecidos, esas creaciones generan unas discusiones muy enriquecedoras, como el tema de la jubilación, la muerte, las relaciones con los familiares, la situación política del país", agregó.Viaje en el tiempoUna de las participantes fue Francia González Esteves, quien tiene 62 años y afirma que "hace seis años estoy de vacaciones permanentes", refiriéndose con jocosidad a la jubilación.Se inscribió en el curso porque "me gusta leer mucho y siempre he sentido el deseo de escribir, pero sé que todo necesita una base y un aprendizaje. (La clase) me enseñó un montón de cosas que yo no sabía; que, como lectora, no me había dado cuenta. El profesor supo llevarnos y nos enseñó que todos podemos escribir. La escritura te ayuda a viajar sin mover el cuerpo, igual que la lectura", explicó la maestra, para luego admitir que obtuvo otro beneficio."Al principio, me sentí extraña porque yo no comparto con personas de mi edad. Me gustan más jóvenes porque como...

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