Una vida plagada de misterio

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Sin embargo, una de las cualidades más fascinantes de "J.Edgar", el largometraje nuevo de Clint Eastwood que estrena hoy, es cómo su figura central, el hombre a cargo de implementar el sistema de huellas digitales y fundador de lo que eventualmente se convirtió en el F.B.I, es un misterio de principio a fin. El que esto no se pueda percibir como un tropiezo tiene que ver con tres recursos que el filme explota al máximo: el talento superlativo de Leonardo DiCaprio en el rol titular, la interesante propuesta del guión de Dustin Lance Black ("Milk") y el temple sólido de la dirección de Clint Eastwood.

Aunque todas son trascendentales para el poder hipnótico de la cinta, la clave está en el trabajo de Black como guionista.

El filme comienza cuando Edgard J. Hoover (DiCaprio) cuenta los minutos para el momento en que su legado como una de las figuras más importantes del siglo XX en Estados Unidos sea olvidado.

Para resolver este problema, Hoover decide contratar a alguien para que escriba su historia o mejor dicho su versión de la historia.

Tanto Eastwood como Black parecen estar convencidos de que Hoover, el maestro de obtener secretos de las figuras políticas más importantes, estaba determinado a crear una leyenda y no revelar la verdad.

Uno de los aciertos del filme es eventualmente quebrantar la narrativa de Hoover con diferentes teorías de lo que pudo haber sido la verdad. Entre ellas que el protagonista es un hombre estoico aterrorizado ante la idea de defraudar a su familia, en especial a su madre (Judi Dench) y que su relación con Clyde Tolson (Armie Hammer), su brazo derecho en su agencia federal, era mucho más estrecha a nivel...

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