LA VIDA, SEGÚN LILLIANA

Por Carmen Graciela Díaz.Especial El Nuevo Día

FOTOS ÁNGEL M. RIVERA

Pero hasta en su "microbio-grafía", como le llama, la crítica de arte Lilliana Ramos Collado desafía lo esperado. "Lilliana Ramos Collado es, esencialmente, una persona feliz", reza la primera oración de la historia personal de la que muchos conocen como la curadora del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico (MAC) en Santurce.

"Yo he sido una persona feliz siempre, inclusive he defendido mi felicidad porque hay gente que no sabe que es feliz, viene la desgracia y quedan aplastados porque no tienen práctica bregando con la desgracia", reflexiona quien afirma que ha tenido sus dosis de adversidad, pero que siempre las ha asumido como un reto.

Los retos son, en efecto, parte de su psique, de la persistencia que ha venido a consolidar el talante de la mujer que reta la especialización en un renglón porque ella se especializa en una multiplicidad de áreas.

Contemplar la biblioteca que casi ocupa su casa con sobre 20,000 libros de crítica, arquitectura, arte, literatura, filosofía e historia da pistas de su pluralidad de saberes.

"Por supuesto lo he leído todo", manifiesta con absoluta seguridad como quien se opone a los libreros de adorno. "Decía (la química) Marie Curie que uno tiene que estar preparado para la ocasión y yo me he matado estudiando. Pero para mí, por mi cuenta", dice fumando un cigarrillo ocasional cuyas cenizas terminan en un platito destinado para una taza de café que usa como cenicero.

Esa determinación ha impregnado el carácter de Ramos Collado desde chica. Cuenta que proviene de una familia pobre que salió adelante con el sudor de sus padres. Por ello, dice conocer qué es la penuria o no tener juguetes.

"Yo estaba loca por tener una enciclopedia de esas que se pagan eternamente", repasa sobre el antojo que, por vueltas de la vida, confluyó en su entrada a los 14 años a un bachillerato en Química y Matemáticas de la Universidad de Puerto Rico (UPR), en Río Piedras.

De ese punto en adelante, subraya que su vida es "un 'imbroglio', como se dice en italiano (un embrollo)". "Pero no por mí, sino porque estaba preparada para las cosas cuando las cosas llegaban", manifiesta.

No extraña que de su biografía se desprendan experiencias profesionales como haber sido becaria en la Organización de las Naciones Unidas, traductora para el Tribunal Federal del distrito de Hartford, Connecticut de las 188 intervenciones electrónicas del FBI al Ejército Popular Boricua...

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