Vidas entrelazadas

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

El pecado cinematográfico más grande del filme, que estrena hoy, es que su director Derek Cianfrance (Blue Valentine) está convencido de que su enfoque principal son los personajes, pero los aplasta con una trama extensa que no deja espacio para que nada pueda ser desarrollado a profundidad.

A esto se le añade la atmósfera opresiva de la dirección y el desperdicio de un elenco talentoso que incluye a Ryan Gosling, Bradley Cooper, Eva Mendes, Ray Liotta y Rose Byrne.

Aunque el acto final de la cinta se enfoca en tratar de ilustrar, de forma superficial, la manera en que todo en el universo está conectado, la trama está dividida en tres secciones. La primera gira alrededor de Luke (Gosling), un joven que ha desperdiciado gran parte de su vida trabajando como motociclista en una feria. Su vida sin hogar fijo y responsabilidades cambia por completo cuando se entera que su relación pasajera con Romina (Mendes) ha resultado en un retoño. Luke trata de afrontar sus responsabilidades, pero las circunstancias lo empujan a usar su talento en la motocicleta para robar bancos. Esta decisión tiene repercusiones trágicas tanto para él como para su primogénito.

La segunda sección se enfoca en el policía (Cooper) que logra detener los robos de Luke y cómo su título de héroe lo lleva a descubrir una red de corrupción que cambia su vida.

El tercer acto brinca cronológicamente al momento en que los hijos de ambos personajes se conocen y viven los ecos dramáticos del conflicto que existió entre sus padres.

De todas las pretensiones con las que carga esta...

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