¿Y viene el papa?

LEONARDO PADURA

ESCRITOR

A unas pocas cuadras, en el mismo barrio alejado del centro, funciona el lujoso restaurant cubano-italiano "Il Divino", desplegado en la terraza de una mansión estilo campestre-colonial.

Entre sus atractivos se cuenta el hecho de ser la sede del Club de Someliers de Cuba, apoyado por la existencia de una prodigiosa cava subterránea en donde reposan varios miles de botellas de vinos italianos, españoles, franceses, chilenos, australianos, algunas de ella de edades provectas y precios de espasmo.

En las calles de esa misma zona de la capital cubana se cuentan por decenas los vendedores ambulantes de vegetales, bisutería, artículos industriales, comidas ligeras.

Negocios como estos Ây otros de los permitidos por las recientes leyes cubanas destinadas a ampliar y apoyar el llamado "trabajo por cuenta propia" y hasta la contratación de trabajadores por los privados-, brotan en los rincones más inesperados y a veces hasta aparentemente apartados del país, como una explosión de capacidades y necesidades por varias décadas postergadas y anatemizadas por el centralizado modelo económico socialista, que en su momento los prohibió y por años los combatió, como si fueran el enemigo (al menos de clase).

En uno de estos comercios emergentes, mientras esperaba ser servido, uno de los clientes le preguntó a su acompañante algo que, en aquel ambiente de eficiencia y deseos de prosperar, bien puede revelar los modos de pensar que hoy recorren la isla del Caribe. "Oye, ¿y por fin el papa viene a Cuba?", preguntó la persona y su acompañante terminó de iluminar la situación con su respuesta: "Me parece que sí". Entre ambos, por cierto, realizaron un consumo de 150 pesos, algo así como un tercio del salario medio estatal cubano.

Hace catorce años, cuando se acercaba la visita al país del papa Juan Pablo II, es posible que a muy pocos cubanos se les ocurriera hacer semejante pregunta. Todo el mundo sabía que venía y hasta cuándo venía el pontífice y, además, tenía alguna expectación por lo que pudiera provocar o dejar su paso por la isla. Pero entre aquellos meses de 1997 previos al acontecimiento y los días de hoy, en vísperas de la visita de Benedicto XVI (de 23 a 29 de marzo) la mente de los cubanos parece haber dado más giros de los que resulta factible contar.

Unas pocas semanas atrás, al concluir el recorrido pastoral que realizó por todo el territorio nacional la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, la...

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