Vientos y tempestades

A la centenaria lucha por la estadidad puede describírsele como un velero que, si no hay viento, se detiene y se hunde. Contratiempos recientes la hicieron quedarse sin viento y meterse en tempestades y ahí están el gobernador Ricardo Rosselló, la comisionada residente Jenniffer González, y otros, soplando desesperados para tratar de mantener la ilusión de que sigue en movimiento.Atraviesa, ahora mismo, mares bien picados. Pero hagamos, primero, un poco de historia, para después ver qué es lo que tiene hoy pasando estas dificultades al velero de la estadidad.Por décadas, el velero navegó por aguas quietas, en ruta lenta, pero inexorable, hacia ser mayoría. Melena al viento, los líderes del Partido Nuevo Progresista (PNP) iban en proa pescando adeptos. Le ayudaba el estadolibrismo americanista, del que Rubén Berríos dijo una vez que era "una fábrica de anexionistas".En la década de los 90, el entonces gobernador, Pedro Rosselló, impetuoso e impaciente como siempre ha sido, confundió su propia popularidad con la de su ideal. Metió así a la estadidad en dos dolorosas derrotas, una en 1993 y otra 1998. Pero el viento seguía siendo saludable. La primera vez que se votó por la estadidad, en el 1967, sacó 39%. En el 1993, había subido a 46.3%; y en el 1998 a 46.5%.El ELA, como se ve, paría estadistas como conejas, conejitos. La mayoría, se creía, entonces, estaba cerca.En el 2012, Luis Fortuño no quiso correrse riesgos. Sacó al ELA de la papeleta y no permitió una opción de "ninguna de las anteriores" como la que le hizo pasar una vergüenza a Pedro Rosselló en el 1998. La estadidad subió a 61%. Pero, y este pero es bien largo, el liderato popular le había pedido a sus huestes que depositaran sus papeletas en blanco.Al contarse las en blanco, el porcentaje de la estadidad bajaba a 45%. La anexión no se había movido mucho en 14 años. Aun así, cabía la interpretación de que la estadidad, por primera vez, había ganado.El excomisionado residente Pedro Pierluisi no tuvo éxito tratando de vender eso como un triunfo legítimo de la estadidad.Sí hubo un logro que no pareció muy importante entonces, aunque adquiriría relevancia después: el Congreso aprobó una ley que destinaba $2.5 millones que podían ser usados para una campaña de orientación en una consulta de status en Puerto Rico, con la condición de que las fórmulas que aparecieran en la papeleta fueran validadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.No es la vinculación que se espera del...

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