Virtuoso pianista

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

Moutouzkine se mostró poseedor de un impresionante dominio técnico del instrumento que, con alguna excepción, supo poner al servicio de una musicalidad profunda y muy original. Su versión de la Suite francesa núm. 5 en sol mayor, BWV 816 de Johann Sebastian Bach se puede situar dentro de cierta tendencia contemporánea de interpretación de Bach: sin la tradicional repetición de las secciones, con un sonido articulado pero menos staccato que en épocas anteriores y tempi más rápidos en los movimientos correspondientes. La prístina textura de la Allemande inicial, a tempo moderado, dio paso a una Courante que sonó un poco apresurada. La articulación de los ornamentos de la Sarabande fue exquisita, como también de buen gusto en la interpretación lo fueron los movimientos subsiguientes. En la Gigue final, sin embargo, Moutouzkine, aunque con técnica precisa, tomó un tempo demasiado rápido, sobrepasando los límites del estilo barroco. Con la madurez llegará la mesura.

Por otro lado, su versión de la Fantasía en do mayor, Op. 17 de Schumann fue original e interesante. Su sentido del fraseo, de la línea melódica y de la proporción en el primer movimiento, así como el efectivo manejo de los matices...

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