Con la vista y la puntería de un lince

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Cuando tira y exhibe su maestría, dirigiendo la bola en la ruta correcta para tumbar todos los pinos, demuestra que esa percepción es una falacia y que no existen límites cuando se tiene interés y disciplina.

Clemente Morales Marrero empezó a jugar bolos hace más de cuatro décadas por invitación de un amigo y le gustó tanto que convirtió la bolera en su segunda casa, es integrante de dos equipos -Club entre amigos y Metro - y ha competido exitosamente en y fuera de Puerto Rico.

Y, no es que ese sea el único deporte que ha practicado. Participó en los eventos de tiro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1974, 1978 y 1982 y ganó una medalla de bronce.

Pero, el boliche y la camaradería que se crea entre los jugadores de las ligas y sus familiares es lo que lo ha capturado.

"Esta es mi segunda casa. Yo vengo todos los días... aunque no juegue", afirma el hombre - natural de Cataño- a quien sus compañeros saludan y le hacen bromas mientras se hace la entrevista.

Es uno de los jugadores de más edad en la Bolera Paradise. Mas no se equivoque nadie. Tiene un promedio competitivo, de 180. Aún recuerda una competencia en Cincinnati en "la que hice un juego bueno" y ante el asombro de competidores más jóvenes ganó un premio de $ 3,500. Eso sí, la experiencia que ha ganado, no solo la usa para destacar individualmente, sino que disfruta de enseñarle a otros lo que sabe.

Esa especie de tutoría informal le añade significado a las horas que pasa en la bolera, especialmente desde que hace dos años falleciera su esposa. Desde hace un tiempo, vive con su hija.

De hablar poco y pausado, pero firme; serio, pero afable; "Clemen" -como le llaman sus amigos- hace un breve repaso de sus andanzas y concluye: "Estoy contento con la vida que he llevado. Estoy tranquilo".

De su salud dice que está perfectamente. No tiene padecimientos. Lo atribuye a la buena alimentación y a la actividad física. "Como poco", explica. Pero también resalta que "me comía todo lo mejor que podía comprar".

Esa frase encierra más de lo que aparenta. Se tuvo que ganar la vida desde muy joven. "Clemen" estudió hasta el octavo grado en el Viejo San Juan y a partir de ahí se dedicó a trabajar, primero en un taller de hojalatería y pintura y...

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