'He visto de todo'

VEGA BAJA - Liz Yahaira Román comenzó a usar drogas a los 14 años. Entonces, fumaba una mezcla de heroína y marihuana. A los 18, su consumo escaló a sustancias inyectables. Su adicción le provocaba un "bajón" temporal, con el que parecía escapar de la realidad. Pero ahora, en retrospectiva y a sus 43, asegura que lo que realmente buscaba era "llamar la atención" de sus familiares y sentirse querida."Mi mamá me tuvo a los 15 años y crecí con mis abuelos. Tenía mucho odio y rencor porque, quien se supone debía (cuidarme), no me estaba cuidando. Luego, me di cuenta de que ella también tenía un sinnúmero de traumas", cuenta.Román pasó por varias sobredosis, que -entonces- se contrarrestaban a base de "leche, hielo y cantazos". También, vivió muchos momentos dolorosos, como cuando se enteró de que su hermano menor era adicto como ella."Él se pasaba detrás de mí, buscando que saliera (de las drogas). Un día, me mandó a comprar. Le dije que no, pero él me dijo que hacía tiempo consumía", recuerda.Trató de rehabilitarse en múltiples ocasiones, pero recaía. "Es un poco cuesta arriba, porque muchos piensan que esto es un relajo, que estamos así porque queremos, pero está comprobado que esto (adicción) es una enfermedad, un trastorno", asevera.Fue en Estados Unidos donde Román logró completar su rehabilitación. En octubre, cumple 21 años libre de drogas, lo que -asegura- le llena de alegría y orgullo, especialmente porque, desde que llegó a Puerto Rico ya rehabilitada, decidió dedicar su vida a ayudar a otros a salir de sus adicciones."He salvado muchas vidas con el Narcan (naloxona)", declara, al compartir que mensualmente visita puntos de drogas, en este municipio, donde nació y se crió, para llevar este medicamento inhalado que se usa en emergencias para revertir sobredosis de opioides."Fue un golpe bien fuerte"Pero, hace dos años, Román recibió la triste noticia de que su hermano menor había fallecido de una sobredosis. Tenía 38 años y, presuntamente, atravesaba una depresión debido a una situación personal.Según Román, él trató -en muchas ocasiones- de rehabilitarse. "Trató, pero no ventilaba (sus problemas), era bien cerrado para sus cosas", dice sobre su hermano, padre de seis hijos.Cuenta que, justo el día antes de morir, su hermano la llamó por vídeo, algo que no solía hacer. Otros compañeros barberos -como él- le alertaron que estaba triste y que había comprado Narcan, por si lo necesitaba. Fentanilo, heroína y benzodiacepinas fueron algunas...

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