Viva su historia

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

on una figura histórica tan importante como Nelson Mandela, no es ninguna sorpresa que Mandela: The Long Walk to Freedom, el filme más reciente en llevar su vida a la pantalla grande, no tome los riegos artísticos de una biografía fílmica dirigida por Julian Schnabel (Basquiat, Before Night Falls) o Bob Fosse (All That Jazz, Lenny). Sin embargo sí resulta completamente decepcionante que en esta época el único molde a seguir sea el estilo convencional de Richard Attenborough (Gandhi, Chaplin).

Como consecuencia de esto, la película se siente más como un ejercicio de The Weinstein Company para tratar de capturar nominaciones al Oscar en vez de uno que capture el espíritu y la magnitud de su figura titular. Dado a esta inconsecuencia, este plan solo funcionó en la categoría de Mejor Canción Original, por la composición U2 de Ordinary Love.

El guión de William Nicholson sigue una estructura clásica: una versión resumida de los eventos de la infancia de Mandela (Idris Elba) que inspiraron su activismo político como joven adulto, sus días como un abogado mujeriego que eventualmente se convierte en la figura clave del partido político que aboga por la igualdad de todos los sudafricanos y su largo encarcelamiento, proceso que lo convirtió en una figura clave para el futuro político de su país.

De todo esto, las secciones de la...

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