Vivir de las apariencias

Por Francisca Vargas V.

Emol / GDA

El fenómeno no sólo se remite a las pertenencias materiales, sino que también se hace visible en las relaciones humanas que se establecen con el entorno.

Una de las explicaciones para entender esta actitud se debe a la necesidad de "ser aceptado y amado entre los demás", dice la psicóloga Paulina Alfaro.

Ante esta necesidad surgirían máscaras o personajes que encubren la verdadera personalidad de un individuo. "Desde pequeños descubrimos que no todo lo que uno dice o hace es aceptado por nuestros padres, hermanos, amigos. Entonces, comenzamos a desarrollar una serie de mecanismos de supervivencia para mantener esa respuesta amorosa y afectiva".

Sin embargo, esta respuesta en una etapa adulta se puede volver neurótica, porque la persona empieza a identificarse con esa imagen ficticia que ha construido. Es decir, "ya no es una respuesta de supervivencia sino de sobreadaptación y comienzas a actuar preocupada por tener esa aprobación de los demás y te olvidas de ti misma", agrega la psicóloga.

Este descuido implica que no hay un interés por identificar las propias necesidades, los objetivos de vida, los intereses y capacidades que hacen que cada persona sea única.

La emoción que se esconde, según Alfaro, es el miedo a ser rechazado y perder aceptación, cariño. "Lo que pasa es que somos seres sociales y que vivimos en constante interacción con los demás, pero hay veces que nos quedamos atrapados en esa máscara y respondemos automáticamente sin mayor cuestionamiento...

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