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Vivo en su 'casa' del barrio

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Por Damaris Hernández Mercado

dhernandez1@elnuevodia.com

Como si se tratase de una tarde más, el saxofonista, a través de sus cenizas, pareció ayer recorrer el pintoresco y humilde establecimiento donde acostumbraba ir todas las semanas a jugar dominó y hacer chistes.

Y es que el sencillo establecimiento con una mesa de billar, una barra y un amplio balcón de madera se convirtió el segundo hogar del músico que perteneció a las agrupaciones Cortijo y su Combo y El Gran Combo de Puerto Rico.

Es por eso que la familia esparció ayer una pequeña parte de las cenizas del saxofonista que falleció el viernes 9 de agosto a consecuencia de una sepsis en el Doctor's Hospital en Manatí.

Ante las miradas de casi un centenar de personas, en su mayoría residentes de Toa Baja, la viuda de "La Bala", Enid Collazo, abrió un pequeño cofre de madera colocado sobre una mesita. Luego, sacó la bolsita plástica con las cenizas y con la mano derecha las arrojó al piso del negocio.

"Gracias por el amor que le dieron a mi marido. Él tiene que estar aquí porque esta fue su segunda casa", sostuvo compugida. El coro unísono "Eddie, Eddie, Eddie" no se hizo esperar así como los aplausos y gritos de los que con una "fría" en mano -ya fuera dorada, gris o verde- festejaron la vida del músico y su saxofón de oro.

Acto seguido, la viuda acompañada de la hija menor de "La Bala", Mariel Pérez, caminaron al exterior del bar y debajo de un árbol, frente al parque de pelota de Sábana Seca, arrojaron el resto de las cenizas en medio de lágrimas y emoción. Al acto de desprendimiento se unió Henry Sierra, amigo del músico que reveló que lo conoció en Santurce, lugar de nacimiento de Eddie.

"Se me pararon los pelos. La hija me dio cenizas de él para tirarlas y fue un honor. Estoy feliz porque Eddie está en este lugar que tanto amó. Cuando él llegaba al aeropuerto, luego de tocar fuera del país, él venía aquí primero antes de irse a cocinar y llegar a su casa. Era muy...

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