Vivo de milagro el blanco de un ataque homofóbico

Por Javier Colón Dávila

javier.colon@gfrmedia.com

"Me desperté nuevamente cuando la Policía me empezó a tocar el cristal (del carro)", relató.

Quien lo ve ahora, acicalado y bien vestido, no creería que fue abandonado en un pastizal cercano al negocio El Caracol, en Dorado para que se pudriera, porque lo habían dado por muerto.

Así de fuerte fue la golpiza que le dieron, según él y la fiscalía, que fue motivada únicamente porque es homosexual. Pero las cicatrices están en su rostro y en su espalda, como recuerdo de aquellos días 4, 5 y 6 de marzo de 2012.

Gustavo, de 45 años, conoció en la madrugada de ese 4 de marzo a Raymond Omar Pérez Viruet, de 22 años, y a José J. Meléndez Morales, alias Bebo, de 31 años, en una barra gay en el Condado, en San Juan, y decidió ir con ellos a una residencia en la urbanización Levittown, de Toa Baja.

Al llegar a la residencia, se formó una pelea entre Meléndez Morales y Gustavo, quien le reclamaba a su nuevo "amigo" que le había robado $400 en efectivo. En medio del reclamo presuntamente recibió un golpe contundente.

"Me imagino que debió haber sido con algo (pesado) porque fue bien duro", agregó.

Gustavo señala como agresor a Meléndez Morales, un bailarín exótico con récord delictivo por violencia doméstica y robo vehicular. Según Gustavo, su presunto agresor no estaba satisfecho con los golpes que le daba, y también lo insultaba.

"Te voy a sacar lo de maric... a cantazos", fue una de las supuestas frases que usó Meléndez Morales contra su víctima. "Eran insultos", dijo Gustavo, observado por sus progenitores, quienes lo acompañaron ayer en el Tribunal de Bayamón donde se veía el caso de agresión contra Meléndez Morales.

Gustavo es un conocido activista de la comunidad Lésbica, Bisexual, Gay, Transexual y Transgénero (LGBTT). Incluso trabajó como cabildero en contra de la resolución 99 que buscaba elevar a rango constitucional el matrimonio entre hombre y mujer.

Y en la madrugada del 4 de marzo, por primera vez conocía en carne propia la expresión más cruda de la homofobia.

"Ciertamente uno tiene un conocimiento de las cosas que pasan porque las escuchas o las lees, pero no es lo mismo cuando le pasa a uno. La perspectiva cambia totalmente. Literalmente te pones en los zapatos de todas las personas (que han sido agredidas). La agresión fue tan fuerte, tan contundente que si no hubiera tenido la fuerza que tuve en ese momento, no hubiese sobrevivido", comentó.

Tras la agresión, según el Estado, Pérez...

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