EL vocabulario DEL TELÓN

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

Su rostro es familiar. No puede negar su origen. Es uno de esos portentos de la genética en los que los rostros de madre y padre lograron un balance, una mezcla ordenada de facciones. Hijo de la actriz, presentadora, bailarina y otros tantos sombreros Magali Carrasquillo y el cantante, dentista y presentador Rafael José, Juan Pablo Díaz conoce desde siempre cómo se bate el cobre en el mundo artístico nacional. Criado entre bastidores, salones de ensayos, pasillos de canales y tanto frente como detrás del telón, Juan Pablo se hizo hombre creando, interpretando y escogiendo del amplio bufet de las artes, aquella disciplina que mejor sintonizara con él.

Pisó el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré por primera vez a los seis años. Sus padres participaban los dos en el musical Annie y el pequeño Juan Pablo fue un extra.

"Es una imagen que recuerdo claramente. Cuando subió el telón y la gente aplaudía, papi me tomó de la mano y me acercó a él. Allá se veía un revolú de gente aplaudiendo y muchas luces. Lo sentí como una bienvenida simbólica", recuerda el artista quien por estas fechas cuenta con un respetable resumé, a sus 27 años, en los que se incluyen facetas como: actor, cantante, locutor, presentador, compositor, músico y técnico; así como un bachillerato en Estudios Interdisciplinarios del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico.

De hecho, en él todo pareciera ser así, diverso, plural. De niño conoció lo que era vivir en Santurce, Isla Verde, Guaynabo y Cuernavaca en México.

"Yo siempre viví en edificios, entonces esa experiencia de la urbanización, de la bici con los amiguitos, yo no la tuve o quizás rara vez. Me la pasaba con gente mayor que yo entre mi casa y los camerinos de la televisión", cuenta con más alegría que nostalgia.

"Creí viendo la evolución de las carreras de mis padres. Me impresionaba mucho cómo se desdoblaban, cómo se quitaban un sombrero y se ponían otro. Mami era actriz y de repente animadora y luego bailarina. Lo mismo con mi papá. Siempre he sentido profunda admiración por ambos, porque ninguno se conforma, siempre se retan ya sea por necesidad artística o económica", dice.

Cuando sus padres se divorciaron tendría cinco años. Y para bien, se trató de un proceso saludable. "Mi papá siempre estuvo presente y mantuvo una relación cordial con mami. El tiene esa filosofía de que no es mi amigo, es mi guía. Nunca tuvo esa autoridad recia. Yo pensé que trabajar con él...

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