Una vocación bien pronunciada

LINDA PAGÁN

Especial para El Nuevo Día

No es por casualidad que es considerado "el maestro del habla". De su destreza para estimular esta función básica para la comunicación humana dan cuenta tanto el haber devuelto a Luis Muñoz Marín, víctima de un derrame cerebral, la capacidad de pronunciar la palabra "compatriotas" como sus logros con niños, especialmente autistas. Se trata del doctor Nicolás Linares, catedrático de la Universidad de Puerto Rico por más de 30 años y fundador y director del Instituto Filius.

Nacido en Quebradillas y el mayor de tres hermanos, fue criado en una familia unida y llena de amor. "De mi madre nace la vocación por ayudar a los demás. Desde pequeño, vi el disfrute de mami de ayudar, de ser compasiva", recuerda.

Sus primeros estudios los hizo en escuela pública y con once años, su familia se mudó a Fajardo, donde ingresó en un colegio de monjas, de excelencia académica y mucha disciplina, donde, asegura, comenzó a ver todo lo bueno de la cultura americana. La escuela superior la hizo en el Colegio San Antonio de Río Piedras y al graduarse entró al Recinto de Río Piedras de la UPR. "Mi papá deseaba que estudiara para dentista, ¿tú te imaginas?", relata con la perspectiva de los años.

Tras un intento fallido en Ciencias Naturales, completó un bachillerato en Sicología. Al finalizarlo, intentó entrar en la Escuela de Sicología pero no pudo, ya que no contaba con el promedio requerido. Sin embargo este contratiempo se compensó largamente pues para ese tiempo se enamoró de Marta, su esposa por 37 años, que era amiga de sus hermanas.

Comenzó a trabajar como ajustador de cuentas y a estudiar en las noches el curso graduado "Aspectos médicos y siquiátricos de la rehabilitación", el cual cambió su vida. Una noche el profesor del mismo, llevó a sus alumnos a conocer las instalaciones de rehabilitación de Centro Médico y les mostró la sección de Patología del Habla y Lenguaje. Ésa fue la primera vez que Linares escuchó aquella expresión.

Un día que casualmente llegó a sus manos un anuncio de prensa donde requerían candidatos para la Escuela de Patología del Habla, donde luego ingresó y se destacó. Completó su maestría y en 1973, contrajo matrimonio. Posteriormente Linares obtuvo un doctorado en Patología del Habla y Lenguaje de la Universidad of Illinois.

Con 28 años se convirtió en director de la Clínica de Patología del Habla y ello le conectó con uno de los momentos transcendentales de su vida. En 1976, tocó a la puerta...

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