VOLUNTARIAS CON DEDICACIÓN

Sandra Caquías Cruz

ELIZABETH MATOS (izquierda) ingresó a la Guardia Nacional atraída por los beneficios. "No conseguía trabajo", dijo. También, le hablaron de pagarle los estudios y decidió dar un paso del que no se arrepiente. Ella fue una de los que se ofrecieron como voluntarios para una misión en Guantánamo. Su labor era vigilar la costa.

No tiene hijos. Su esposo también pertenece a la Guardia Nacional. Durante su misión en Guantánamo, a él se le permitió acompañarla una semana y ella tuvo tras dos de descanso. Trabajaba cuatro días a las semana, 12 horas al día.

DAMARIS SERRANO (centro) vive enamorada de la Guardia Nacional y en ella permanecerá "hasta que me boten". Es supervisora de mecánicos. Comenzó como una mecánica más, pero al obtener el ascenso, tuvo que imponer sus normas para marcar la diferencia con los que hasta entonces eran sus compañeros de trabajo.

"Para mí, es un orgullo decir que yo soy jefa de mecánicos", expresó la sargento Serrano, quien recoge su largo cabello con el gorro militar...

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