Votar con fe

YAMIL SAMALOT RIVERA

DECANO DE LA ESCUELA GRADUADA DE TEOLOGÍA (CEDOC)

No es pequeño el grupo que, dentro de la comunidad de fe cristiana, se ve en apuros a la hora de ser fiel a sus valores cuando de gestión política se refiere. Y es que pareciera que se defiende la fe cristiana al favorecer con pasión, únicamente, aquellas medidas que tienen que ver con todo lo que se alberga al sur de los cuerpos. Qué suceda con el producto del acto sexual, cómo se ejerza éste, o quiénes puedan llevarlo a cabo, aparece como un asunto ético-político que nos obsede. Poner los valores del Evangelio como norte durante un proceso eleccionario y dejarse enseñar por la doctrina cristiana ante un sufragio nacional, no obstante, comporta mucha más consideración que la sola genitalidad y sus cosas.

Resulta que la moral creyente va más allá de lo que sucede debajo de las sábanas. Todo cuanto acontece por debajo de los grandes bancos, los intereses de la empresa privada, y las patentes farmacéuticas, todo forma parte de la preocupación cristiana. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que "Conforme a la naturaleza social del hombre, el bien de cada cual está necesariamente relacionado con el bien común" (n. 1905). Y para que exista bien común, siempre basado en la persona, deben darse en la comunidad humana el respeto a esa persona, el bienestar social y el desarrollo, así como la seguridad y la paz (nn.1907-1909). Por esta razón, el Catecismo recoge como doctrina, por ejemplo, la exigencia estatal de "socorrer en sus sufrimientos a los refugiados dispersos por todo el mundo o de ayudar a los emigrantes y a sus familias" (Gaudium et Spes 84, 2). No sería cristianamente correcto apoyar una plataforma de partido solamente porque defiende la vida humana que se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR