'Voy a seguir soñando'

Por Lilliam Irizarry

Especial para El Nuevo Día

"Cuando me siento sola, mi radio me acompaña, y yo lo escucho y le reacciono aunque allá no me escuchen o tampoco puedan responderme", expresa Merced, quien tenía 30 años cuando se convirtió en madre de una niña de mirada verde y sonrisa amplia que rápidamente se transformó en su inseparable compañera de viaje.

"Juntas somos muy felices. Claro, es un trabajo bien grande y una lucha inmensa", expresa la mujer que, a sus 51 años, demuestra una fuerza física envidiable. "Antes yo cogía al hombro a Patricia y era como una plumita; ahora la cojo y casi me desplomo", sostiene mientras intenta levantarla en el aire para sacarla del sillón de ruedas y acomodarla en la guagua.

La joven de 21 años, quien tiene perlesía cerebral y cuadriplejia espástica, trinca su cuerpo y no hay quién la mueva. Es su forma de decir que no quiere que la cambien de lugar.

Patricia no puede hablar, pero bien que se comunica con lentos movimientos de cabeza o con los ojos fijos en las cosas que quiere. No puede caminar, pero aprendió a desplazarse en su sillón de ruedas con la poca fuerza que tiene en sus brazos, siempre prestos al abrazo.

Desde hace 15 años, Merced se dedica las 24 horas de cada día a su hija, con quien vive en una casa de dos cuartos que, antes de comprarla por $ 12,000, era una especie de hospitalillo de adictos. Por suerte, queda al lado de la de su hermana y casi detrás de la de su mamá, que son su principal fuente de apoyo. También tiene a su padre, que es su fuente de inspiración.

Como parte de su rutina, Merced se pasa buena parte del día en la calle, siempre en actividades relacionadas a Patricia. Se mueve en una vieja minivan habilitada para sillón de ruedas. La acaba de sacar del mecánico, pero aún falta conseguir el dinero para arreglarle el costoso acondicionador de aire. Para entretenerse durante muchos de los recorridos a terapias y citas médicas, la mujer sube por las nubes el volumen de la radio y canta a toda boca. Patricia la mira, ríe y canta a su manera.

Cuando se le pregunta cuándo fue la última vez que salió sola a divertirse, ni siquiera puede recordarlo. "Creo que (sola) nunca he ido al cine, ni a una obra de teatro, ni a una fiesta. Bueno, con...

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