¿Se puede vivir de la pesca?

Por Marga Parés Arroyo

Mpares@elnuevodia.com

A sus 49 años, este hombre oriundo de Cataño recuerda cómo aprendió las destrezas de la ocupación que abrazó "desde pequeño", cuando su padre y varias amistades lo introdujeron a este quehacer.

"Ya no se puede vivir de esto como antes", lamentó el padre de un joven de 28 años que también pesca, pero como un pasatiempo.

Según Carrasquillo, el cambio climático ha provocado alteraciones en la temperatura del agua y las corrientes marinas, lo que ha generado "que la pesca no sea tan abundante como antes".

Aunque parco en cuanto a las ganancias que le genera la pesca, este hombre de mar admite que complementa sus ingresos con la ayuda mensual que recibe del Seguro Social.

Aún así, tras alejarse del mar durante un tiempo, el pescador regresó a su faena recientemente con su barco Yarimar, una lancha de veinte pies similar a la de otros pescadores del Centro Marítimo Pesquero de San Juan.

"Estamos en temporada de pesca, de Cuaresma, cuando las aguas están más calientes y pega la pesca de hilo", dijo Carrasquillo, quien advirtió que los pescadores suelen sacar sus pequeñas embarcaciones cuando cae la tarde (de 5:00 a 6:00 p.m.) y regresan al otro día, temprano en la mañana, tras unas diez a doce horas en el mar.

Cambios en el clima, en el patrón del agua y en el ciclo de vida marina han provocado que, para lograr una pesca "decente", muchos pescadores sanjuaneros tengan que buscar su sustento en la esquina noreste de la Isla, por el sector de Las Picúas, en Río Grande, donde, según Carrasquillo, la pesca es "más generosa" y "sí se puede vivir de esto".

"Todo depende de los chorros de agua y las corrientes submarinas, porque muchos pescamos de fondo. A veces se logra un quintal (cien libras) y otras veces menos", dijo el pescador, quien advirtió que lo más que pescan son colirrubias, sierras, pargos y samas.

Los precios de sus presas los regula la directiva de la Asociación de Pescadores del Centro Marítimo. Los pescadores le venden su botín a la pescadería que ellos mismos corren, en turnos, para distribuir las labores. La pescadería se gana $ 1 por cada libra que venden.

Carrasquillo reconoce que el trabajo es duro y ya no abundan presas como antes, incluyendo "manchegos, corvinas, arrayados, sierras pequeñas, cocolías y picuillas", según enumeró.

Recalcó que, para ser pescador bona fide, le corresponde al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) emitirles una licencia de pescador.

De...

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